Actualmente la ley vigente exige (desde enero de 2004) que los huevos europeos lleven un código impreso. Gracias a ese código podemos saber la procedencia del huevo: el tipo de explotación, el país, la provincia y la explotación de la que procede.
El primer dígito que aparece en la numeración impresa nos indica el tipo de explotación. La clasificación actual contempla cuatro tipos distintos:
0. Producción ecológica: las gallinas son criadas con libertad de movimiento (similar a las gallinas camperas, pero con menor densidad en el gallinero) y la alimentación debe proceder en un 80% (mínimo) de agricultura ecológica. El uso de medicamentos está restringido.
1. Gallina campera: las gallinas tienen la posibilidad de salir al aire libre.
2. Gallinas criadas en suelo: las gallinas se crían en grandes naves con una elevada densidad de población y normalmente no llegan a ver la luz del sol.
3. Gallinas criadas en baterías o jaulas: las gallinas están hacinadas en jaulas. La densidad de población es elevadísima (normalmente se les corta el pico para evitar que se piquen entre ellas debido al stress, al igual que a las gallinas criadas en naves, tipo 2). Básicamente, ni ven la luz del sol ni pueden moverse...
A continuación de este dígito el código de los huevos incluye dos letras, las cuales indican el país europeo de procedencia (por ejemplo: ES para España o BE para Bélgica).
Los siguientes dos dígitos indican la provincia, seguidos por tres dígitos que indican el municipio y el resto de la numeración identifica la explotación de la que procede el huevo.
Parece una buena opción comprar los huevos con el primer dígito 0 (ecológicos) o 1 (de gallina campera), ya que con los tipos 3 y 4 estamos contribuyendo al maltrato animal (y evidentemente la calidad del huevo no será la misma), incluso aunque tengamos que pagar algo más por esos huevos (no creo que la diferencia se muy grande).
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